PERO… PUEDE SER MEJOR

A veces se me dificulta poder subir algo a internet a la primera, el mejor ejemplo es al momento de subir una foto a instagram, siento que la gente dirá que no es lo suficientemente buena o le encontrarán algo malo, o que pensarán que mi perfil no tiene coherencia. No es así, o no sé, no tengo la menor idea de cómo sea, tal vez a mucha gente ni siquiera le importa o sabe de la existencia de mi perfil; lo que sí es seguro es que la mayor parte del tiempo soy yo la que me creo esas ideas. Soy yo quién se detiene. La crítica más grande que recibo es la mía. Soy demasiado exigente conmigo.

Intento recordar si siempre fue así, creo que sí, no logro hacer memoria de alguna vez que haya sido distinto. Seguro la hay. Seguro la olvidé porque no cumplía con mis expectativas.

Una vez me dijeron que algo que hacía era sabotearme yo sola, en su momento era por otras razones, y yo no podía encontrar la manera de tomar eso bien. A pesar de que eso era verdad hasta cierto punto, ahora puedo decir que lo es, completamente. Porque siempre encuentro la manera de hacer menos mis esfuerzos, de un modo u otro, negatividad (ser realista según yo), estar en mi zona de confort y la perfección. A veces es una cosa a la vez y otras son todas al mismo tiempo. Mala combinación.

Yo todo el tiempo

La que siempre ha predominado es la perfección. Siempre, o ya casi siempre, busco tener todo bien, que todo esté de la mejor manera, o sea excelente, para poder llevarlo a cabo. Nunca ha sido así, no he podido hacer algo excelente, pero lo he sacado adelante y ha estado bien, me ha hecho sentir bien, y creo que la razón de que me haga sentir así es por romper con mi exigencia y darme cuenta que el esfuerzo que se hace es más que suficiente. Escribiré un ejemplo/recuerdo sobre de ello.

Aquí voy como siempre a contar algo diferente de lo que quería inicialmente jaja pero bueno…

Solía entrenar kick boxing – lima lama, una disciplina que al igual que en taekwondo luego de presentar un examen obtenías una cinta y así, ibas progresando de grado. Para cada examen siempre me esforzaba mucho, entrenaba el doble y muy fuerte. Iba a correr, entrenaba casi tres horas y siempre estaba preguntando y aprendiendo. Intentaba que cada técnica nueva que aprendiera fuera ejecutada a la perfección. Al aprender no esperaba eso, siempre hacía todo lento y a mi tiempo, lo repetía hasta que lo memorizaba y ahora sí podía exigirme. Me preparaba muy bien, mis nervios también, porque siempre se duplicaban a la hora de los exámenes, a veces me traicionaban, otras pasaban desapercibidos luego de un rato. Lo interesante es lo siguiente. Al final de los distintos exámenes que presenté obtuve distintas respuestas, siempre buenas, unas mejores. Me felicitaban pero también me hacían ver mis áreas para mejorar. Todo el tiempo lo tomé bien, buscaba mejorar aquello que me faltaba, pero justo al final de cada evento pensaba: «no lo hice bien, pudo ser mejor». En algunas ocasiones sabía que pudo ser mejor y ese pensamiento de cierta manera era «correcto», porque no había dado todo, me equivocaba (en cosas muy pequeñas) o realmente no me sentía bien en ese momento, pero aun fuera lo contrario pensaba lo mismo; digo, me sentía mal por haber hecho las cosas bien, olvidaba (por ese instante) todo el esfuerzo que había hecho.

Mi primer exámen

Al finalizar el evento, luego de que estaba más relajada física y mentalmente, pensaba en lo bien que me hacía sentir el haberlo dado todo, aún así haya tenido errores o no lo haya dado absolutamente todo, porque a veces no se puede, y ya. Nos perdemos buscando esa perfección, se te olvidan todas esas horas dedicadas, ese esfuerzo doble y todo el aprendizaje que llevó ese proceso.

A lo que voy es que, es bueno también estar orgulloso del esfuerzo que se hace, porque a pesar de tener un buen resultado a veces uno es quién no lo toma bien, y ese logro termina sintiéndose como una derrota. Últimamente se siente un poco, mucha, presión porque nos dan a entender de que no debes conformarte y debes siempre dar 110% de ti y completar absolutamente todo lo que te propones, de otra manera no te habrás esforzado lo suficiente.

Fotos de mi último examen

No es que tengas que entrenar tres horas y correr todos los días, incluso a veces el no hacer nada es un gran esfuerzo, porque implica mucha paciencia y luchar contra la presión contigo mismo sobre lo que haces y lo que no, la presión de la gente que te dice que debes estar haciendo algo cada minuto de tu día. Actualmente mi concepto de esfuerzo a cambiado completamente. A veces este puede ser ir a caminar un poco, lavar ropa, no estar en el celular, otras es cocinar una comida completa y rica. Pero sobre todo ser paciente. El no ser exigente conmigo.

Y solo para que no quede en el aire, el ser exigente sí ayuda a superarse día a día, motiva; también el pensar que puedes hacer algo mejor, y no conformarte con tu resultado, me ayudó muchas veces en distintas ocasiones. Pero es bueno tener un límite y saber hasta qué punto eso nos está haciendo daño. No siempre nos vamos a sentir o pensar igual, estamos en constante cambio y es bueno adaptarnos a él, sobre todo saber moldear esos pensamientos y dejar que tomen la forma que se adecue a la situación.

Spoiler! No es fácil. Y está bien.

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