
Estoy en un punto en el que no sé hacia donde dirigir mis fotos,
ni mi vida.
En este momento, y por extraña ocasión,
todo va de una manera sin rumbo pero con orden,
ideas un poco mas claras,
otras no tanto, lo que sé es que quiero algo más que una foto bonita.
Quiero contar,
escribir y transmitir,
aclarar mi mente vaciándola en letras,
contar historias, mis historias…
Mi historia.
Las fotos me ayudan mucho a expresar, pero, es difícil limitarme a una de tantas, y terminar frustrada
porque ninguna encaje en mi perfil, o que los tonos sean distintos porque no destacará.
Estoy aprendiendo a dejar ir todas esas ideas, y todos los pensamientos a través de letras
a veces no son claras, otras tal vez ni pueda darme a entender del todo
pero ni yo me entiendo a veces,
a quién engaño, nunca lo hago.
Quiero poder ser libre al contar cualquier cosa,
y a equivocarme en el proceso,
esa libertad me la doy yo,
al igual que esa falta de expresión, esa frustración;
no son más que ideas que armo poco a poco,
cuando me doy cuenta es una torre de bloques
y siempre termina cayendo sobre mí
Es una etapa rara, al igual que este año
y que la vida.
Siento un caos tranquilizante,
un orden confuso
incertidumbre más que nada.
Aterroriza, pero la vida se ha encargado de ponerme cara a cara con mis miedos, incluso, más de una vez…
Me ha puesto de frente conmigo y esa es una de las cosas que más terror me ha dado,
poder ver en los ojos esa obscuridad que no solo existe, sino que abunda en mí,
no es fácil siquiera verme a los ojos
pero cada vez que expreso, veo la intención,
la razón,
claridad dentro de esa oscuridad,
se mantiene, no cambia.
No hay luz,
pero entiendo,
entiendo el porqué y lo dejo ser.
Porque es parte de mí,
o es lo que soy.
Y no quiero cambiar o evadir lo que soy
simplemente quiero sentir esa existencia,
vivirla,
cada parte de ella.